martes, 26 de febrero de 2019

Brujas. El lado oscuro de Indonesia.

¿Habéis visto la película de la semana pasada? Si aún no lo habéis hecho, tranquilos, la de esta semana no llegará hasta el viernes. Para no sacaros todavía de contexto seguiremos en Indonesia, pero esta vez no para hablar sobre fantasmas y monstruos sino de algo más cercano, gente como tú o como yo pero con hobbies un poco más...escalofriantes.


Si algo me llamó la atención del folklore en Indonesia es la importancia de las mujeres en la misma y no precisamente por ser seres de luz eh, todo lo contrario, los fantasmas y los seres malvados son ellas.

En el post de hoy hablaremos sobre las brujas, esas mujeres cuya función social era hacer el mal.
No como los brujos eh, ellos practicaban la medicina y curaban a la gente. Qué majos.



En la tradición javanesa existen dos tipos de brujería, la blanca y la negra; la diferencia radica, como muchos ya sabréis, en el uso que se le da a la misma.

El proceso mediante el cual se llevan a cabo los conjuros es quizás algo complejo de explicar, se basan en la desmaterialización; la bruja transforma objetos y partes del cuerpo humano (como uñas y pelo) en energía que canaliza y envía al receptor del conjuro.

El tipo de brujería del que hablaré hoy será la negra que se utiliza principalmente para provocar enfermedad y daño o para manipular a las personas (generalmente para que cometan un crimen). Como ya he mencionado antes, el conjuro en sí es energía, por ello, hay dos tipos diferentes de magia negra:

- El transmisor del conjuro es un ser sobrenatural. La bruja establece contacto con un ser sobrenatural (genio, demonio) y le encomienda la entrega del maleficio.
El ser exige un pago a cambio que habitúa ser alimento. Esta es una práctica peligrosa ya que si el ser no está conforme con el trato o a la bruja se le olvida o se le impide realizar el pago la pena será la muerte.


- La bruja utiliza sus aptitudes espirituales para transformar la energía y enviarla, para ello es habitual que usen un canalizador físico como el bambú. Esta práctica es menos peligrosa pero requiere de las habilidades y el poder interno de la bruja.

Podría decir que la mayoría de las brujas en la mitología javanesa no eran más que mujeres con mala suerte que crecieron en una sociedad machista, donde vivir sin la compañía de un marido era motivo de rechazo, pero no estoy aquí para juzgar, así que lo dejaré como una mera apreciación.


Espero que os haya entretenido la lectura y que os haya dado alguna pista sobre el tema de la película de esta semana.

Nos vemos el viernes con la reseña.





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